
A mí me cuesta enamorarme porque pretendo demasiado. Me gustan los tipos leídos, pichoncitos de Jean-Paul, existencialistas... El problema es, claro, que estos tipos no abundan. Porque si el tipo más lindo del mundo, ese que raja la tierra con sólo caminarla, dice una burrada, inmediatamente deja de interesarme.
Y me tiene que hacer reír; es imprescindible. Jamás podría gustarme un hombre que no me hace reír.
Y me tiene que hacer reír; es imprescindible. Jamás podría gustarme un hombre que no me hace reír.
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