31 de diciembre de 2012

Enero

Por suerte todos los años podés empezar de nuevo. No importa qué tan bien hiciste las cosas o qué tan mal; cada año, es una nueva oportunidad -o 365 oportunidades, según cómo se vea- para volver a empezar. Oportunidad para hacer aquello que postergamos, para abrazar a esa persona que extrañamos, para terminar o empezar lo que dejamos pendiente, para crecer, enamorarnos, desenamorarnos, enloquecer y recuperar la cordura infinidad de veces. Sólo hay que esperar a enero y todo vuelve a empezar, una y otra vez. Una oportunidad de continuar por la misma ruta si sentimos que vamos por el camino correcto; si no, es la oportunidad para dejar el pasado atrás y a empezar otra vez. Comenzar de nuevo siempre es tentador.

Quien decide cuándo termina y cuándo comienza, es uno. No es una fecha, ya lo sabemos... quizás es un momento pequeño, una conversación, una estrella que vemos caer, un segundo en el que sabemos que ése es el momento de terminar con algo. Pero sabemos también que dejar el pasado atrás no es tan fácil. A veces cuesta decidir cuándo es el momento y seguimos aferrándonos al pasado. Para esos, entonces, enero es la excusa. Empezar otra vez. Es la oportunidad de decidir cómo queremos mirar el mundo, cómo queremos mirarnos en el espejo; qué queremos ver. Pero por sobre todas las cosas, es un momento que nos recuerda que siempre, siempre, podemos volver a empezar. 

Siempre habrá recuerdos que vale la pena conservar. Aferrarnos a ellos es inevitable y forman parte de nosotros. Pero lo importante es entender que los recuerdos deben dibujarnos sonrisas. Hasta aquellos que duelen. Alguien que ya no está, alguien que nos mira desde arriba... siempre, aunque la pérdida duela, lo importante es que lo que más pesa es lo que nos hace sonreír; el amor, el recordar con con alegría los momentos vividos, las horas compartidas. Y así con todo lo que vivimos; conservemos lo que nos hizo felices. Todo lo demás, dejémoslo ir, arranquémoslo junto con las hojas de este calendario que ya se va. Tenemos una hoja en blanco. Comencemos a dibujar nuevas historias.

Por mi parte, comienzo este 2013 con muchos cambios, metas alcanzadas y sueños nuevos. Y lo celebro con un nuevo «dibujito» en el cuerpo que va a recordarme cada día  que todo el tiempo que me quede por vivir, voy a volar, aunque a veces me pierda. Porque tenemos alas. A veces desplumadas, otras tantas cansadas, pero alas al fin, que pueden llevarnos a cualquier lugar.

Éxitos para este nuevo año; brindo para que cada uno de ustedes encuentre su lugar en el mundo. 

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