28 de marzo de 2014

Un minuto antes de dejar de quererte

"Más herido que asustado, menos triste que atontado, en la avant-premiére de esta resaca extra large. Vos pedís cambiar de aire. Yo no sé cambiar la cara. Vos corrés el doble y yo te espero en la mitad. Siento una tremenda topadora haciendo la vertical encima de este corazón. Vendería cara esta derrota, pero mi coraje cabe en la pestaña de un ratón. Y no puedo respirar y tengo 40 mil de fiebre. Un minuto antes de dejar de quererte. Y me duele la ciudad y tengo un acorde entre los dientes. Un minuto antes de dejar de quererte. Y es que estas ganas de irse, llegaron para quedarse y le prometen besos brujos a mi soledad. Nos debemos ese antojo de aprender a bailar tango. Si es que en otra vida nos volvemos a olfatear. Y tus manos no me escuchan y mis labios no quieren ni verte. Un minuto antes de dejar de quererte. Y mi olvido no te olvida y mis miedos te desean suerte. Un minuto antes de dejar de quererte. Y siento que me llenan la cara de dedos, la penumbra del deseo y las ampollas de este adiós. Y no puedo masticar y tengo 50 mil de fiebre. Un minuto antes de dejar de quererte. Y me duele la ciudad y tengo tu nombre entre los dientes. Un minuto antes de dejar de quererte".

24 de enero de 2014

Reflexiones peronistas

Quienes, como yo, hemos votado este gobierno, y le reconocemos muchos logros positivos, no por ello debemos caer en la obsecuencia de no reconocer que varios aspectos graves de la economía venían mal y que eran ignorados o menospreciados por el gobierno. Un reconocimiento explícito de esa situación ha sido no sólo el cambio parcial de Gabinete, sino el cambio brusco de la gestión, de donde se sigue fácil que si lo que ahora se hace está bien, lo que se hizo -o no se hizo- antes estaba mal, pese a "que esperen otro gobierno quienes quieren ganar plata con una devaluación". 

En el discurso de anteayer me llamó poderosamente la atención de que la presidenta no hiciera la más mínima referencia a la disparada del precio de los alimentos, medicamentos y del dólar oficial, que arrastra a todos esos precios y destruye salarios y jubilaciones. Es como si se nos cayera un avión al lado y no nos llamara la más mínima atención, como si no pasara nada.

No digo que las medidas que está tomando el actual equipo económico estén mal (me parece un sinceramiento). En realidad creo que a esta altura no tenían otra alternativa. Lo que sí cuestiono es que se haya tardado tanto en reaccionar y se dé esta reacción en forma espasmódica, cuando se la pudo haber hecho gradual y ordenadamente en el transcurso del año y medio pasado. Desde el instante mismo en que fue reelecta. Y lo de Echegaray no tiene nombre: siempre llega tarde con sus medidas, cuando el grave daño ya se ha causado. Sus reacciones tardías permitieron el negocio de los autos importados subsidiados, las compras al exterior por Internet, el subsidio al turismo, etcétera. 

Y dos cuestiones más. Primera: ¿cómo se va a disminuir el gasto público, que alimenta la emisión monetaria por encima de las necesidades del país y provoca inflación? ¿Cómo se van a racionalizar los subsidios que inflan el gasto público día a día? Segunda: ¿a qué costo y bajo qué condiciones se va a recurrir al crédito externo, cuando se lo hace con el agua al cuello? ¿Acaso existen las soluciones mágicas para estos problemas? Y si están desesperados por conseguir apoyo financiero externo, ¿serán reales las reservas de U$S 29 mil millones que existirían en el BCRA? 

En fin, es bueno ser «progre» cuando se dispone de dinero; pero es temerario y suicida cuando se carece del mismo.

26 de noviembre de 2013

Perú


Y volví de "el" viaje.  Salí de Córdoba rumbo a Lima en avión de madrugada. Durante el viaje recorrí Cusco, Ollantaytambo, Aguas Calientes, Machu Picchu, Juliaca, Puno, Islas Flotantes de Los Uros, Copacabana, Isla del Sol, Arequipa... y montones de lugares más de Perú y Bolivia que no me caben estas líneas para mencionar. Cusco es una ciudad, un pueblo, colonial de paisajes imponentes y bellísimos. La mezcla de cultura inca y española se percibe a cada paso logrando una mezcla fascinante en cuanto arquitectura. Fabulosa. Es una ciudad maravillosa, con gente amable y hospitalaria. 


Apenas llegué casi me muero por el famoso "soroche" o mal de altura; la altura se siente desde el cerebro hasta en los huesos, jaja, sobre todo si uno no es muy deportista o amante de la vida sana, que es mi caso, jaja. El corazón me latía a mil con sólo caminar unos metros y el oxígeno escasea. En unos tres días me aclimaté y ya me sentía mejor.


La verdad, hay que estar "en forma" para ir a Cusco: es pura escaleras, subidas, cuestas empinadas y bajadas. No vi en todo mi viaje una sola calle que sea horizontal. De todos modos, me alegra haber hecho este viaje ahora, porque habida cuenta de la geografía, de acá a unos años volvía infartada, jaja. La religiosidad en Cusco es una nota característica. Hay más iglesias y templos que habitantes... evidentemente los españoles quisieron dejar bien en claro que la religión inca no tenía lugar en "la conquista" y arrasaron con todo.


La plaza Huacaypata -así la llamaban los Incas- dicen que es el ombligo del Tawantinsuyo. También dicen que fue trazada por Manco Cápac, el fundador del Imperio, quien la eligió como un simbólico centro, y que su padre "el Sol", le había ordenado fundar. En esos tiempos, alrededor de esta plaza construyeron sus palacios imperiales los Incas Pachacútec, Sinchi Roca, Huiracocha, Túpac Yupanqui y Huayna Cápac.

Machu Picchu
Fue testigo de importantísimos hechos en la historia de esta ciudad: se festejaba el Inti Raymi, celebración en honor al dios Sol (que todavía se celebra los 24 de junio); el Warachicuy o la fiesta inca, en la que se sacaban en procesión a las momias de los antepasados; ahí Francisco Pizarro proclamó la consquista del Cusco y aquí también se ajustició a Tupac Amaru, el indígena de la resistencia. 

Los españoles construyeron en la plaza una arquería de piedra, que perdura hasta la fecha. Ahí está la Catedral  (construida por los españoles, que hicieron traer bloques de granito color rojo desde la fortaleza de Sacsayhuamán) de la cual lo que más me impresionó fueron sus altares de madera tallada y revestidos en oro. También rodean la plaza las iglesias del Sagrado Corazón, del Triunfo y de la Compañía de Jesús,
Si algo no falta en Cuzco, son los sitios arqueológicos para visitar. Además del casco histórico de Cusco, que es bellísimo y lleno de historia, muy cerca de Cusco pueden recorrerse cuatro ruinas incas que son hermosas. Las ruinas de Saqsayhuamán son uno de los muchos ejemplos. No hace falta ser un historiador para saber de la importancia que tuvo Cusco dentro del imperio inca y a su vez esta fortaleza ceremonial dentro de esta ciudad. A pesar de que han pasado cientos de años, todavía se puede intuir. 


Las piedras eran fundamentales para los incas. De hecho, todavía se ve mucha gente acercando sus caras y las palmas de la mano a las piedras, pues existe la creencia de que es un lugar con mucha energía. También es interesante contemplar los restos de las torres y las vistas panorámicas de Cusco. Pisaq, a unos 30 kilómetros del Cusco, es uno de los pueblos qel Valle Sagrado de los Incas, con sus ruinas incaicas y pintoresco mercado indígena. El conjunto arqueológico de Pisaq está formado por viviendas, murallas, templos, fuentes, un gran cementerio y  terrazas de cultivo.

En el recorrido por el Valle Sagrado de los Incas pocos lugares despiertan tantas preguntas como Moray: curioso “anfiteatro” hundido en la tierra. Y es que, visto desde arriba, la simetría de sus formas impresiona. Moray era un centro de investigación agrícola. 


Atardecer en el lago Titicaca, Puno Perú
La disposición gradual de sus terrazas forma diferentes microclimas, que por sus características de altitud, humedad y temperatura, permite la experimentación con los cultivos. En estas terrazas, los antiguos habitantes del valle experimentaron con especies como la papa, el maíz o la coca así como muchas otras plantas salvajes que adaptaron al consumo humano. Gracias a centros como el de Moray, los incas lograron increíbles avances en su agricultura.


Arequipa, en cambio, es una ciudad con todas las letras, como Lima. Tienen su encanto, por supuesto, pero no es en lo que uno piensa si visita Perú. Son grandes urbes, hermosas también. Copacabana y la Isla del Sol son lugares mágicos, anacrónicos. El Titicaca es transparente e imponente. Machu Picchu, sin palabras.

Entrás a la ciudadela y realmente te quedás sin respiración: por la altura, por el cansancio, jaja, pero más todavía por ver esas construcciones ancestrales majestuosas, llenas de historia, de vida. Agradezco a la vida darme la oportunidad de conocerlo.

En fin... culturas realmente increíbles y tan distintas a la mía, historias de todo tipo, viajeros de todos los colores, países e idiomas, paisajes hermosísimos, puestas de sol maravillosas. Elegí tan sólo algunas de las 2.500 fotos que saqué, jaja... realmente no me daban las manos para apuntar hacia uno y otro lugar, queriendo llevarme en una tarjeta de memoria tantas imágenes y recuerdos que quién sabe si volveré a ver alguna vez. Machu Picchu, sin dudas, es la frutilla del postre, pero muchos otros lugares tienen encantos indescriptibles. Viajar a Perú, en cierto modo, es trasladarse en el tiempo. Un viaje inolvidable :)

21 de agosto de 2013

Asuntos pendientes

    Hace unos cuántos años tuve un cuaderno en el que iba poniendo cosas que quería hacer «antes de morirme». Supongo que todos lo hemos hecho alguna vez. Cuestión que es largo, pero el otro día embalando apuntes, recuerdos, cuadernos, agendas y demás, lo encontré, y me llenó de satisfacción ver cómo, aunque todavía me faltan muchas, he ido cumpliendo de a poquito esas cosas. 
    A mis 31, estoy decidida a seguir escribiendo listas; y decidida a seguir tachándolas, quizás sin prisa, pero claramente sin pausa.

    • Aprender a bailar flamenco
    • Leer el Martín Fierro completo
    • Visitar una isla paradisíaca
    • Casarme
    • Conocer la Gran Muralla China
    • Tener un hijo 
    • Pagar todas mis deudas
    • Hacerme un tatuaje
    • Dejar de fumar (tabaco)
    • Guardar un secreto toda la vida
    • Hacer un safari en Africa
    • Pasear en elefante
    • Andar a caballo por la playa
    • Pasar una semana sin Internet ni celular
    • Gastar en un día de compras un mes de sueldo
    • Ahorrar aunque sea un poco (algo por favor, ¡algo!)
    • Aprender a comer con palillos chinos sin mancharme la ropa
    • Dar un beso bajo la lluvia
    • Pasear en barco por el Mediterráneo
    • Subirme a una montaña rusa gigante y aterradora
    • Ir a Egipto, andar en camello y conocer las pirámides
    • Cenar a la luz de las velas en una terraza parisina
    • Dar una vuelta en calesita con más de 30
    • Tirarme en parapente (terror)
    • Trabajar en algo que me guste
    • Empezar a planchar (y comprarme una plancha, claro)
    • Escribir un libro 
    • Plantar un árbol
    • Volver a Isla Negra
    • Viajar a Australia
    • Bañarme desnuda en el río o el mar
    • Subir al Machu Picchu (ticket de vuelo para el 3/11, así que se tacha en breve)
    • Visitar Marruecos

    7 de agosto de 2013

    Mientras duermes

    Qué película tan genial; sos groso, Balagueró, sabelo.

    «...Ese es justo mi problema, que yo no puedo ser feliz. Nunca lo he sido, creo que nací sin esa capacidad. Es como quien nace sin vista o sin oído, pero supongo que lo mío es peor. No pueden ni imaginar lo que es levantarse cada mañana sin ninguna motivación. Los esfuerzos que tengo que hacer para no mandarlo todo a la mierda. Y lo único que me alivia es que los demás tampoco sean felices. Les aseguro que pongo todo mi empeño en ello. Todo».

    1 de agosto de 2013

    Antes

    Antes de mí, vos no eras vos, antes de vos, yo no era yo. Antes de ser nosotros dos, no había ninguno de los dos. Antes de ser parte de mí, vos no eras vos y yo no era yo. Algo de mí yo no supe ver, algo de vos no vio nadie antes que yo. No entiendo cómo podía vivir antes. Yo pensaba que era feliz.

    Sos es el viento que me abraza buscándome las cosquillas, los besos que nunca di.



    14 de julio de 2013

    Ya no

    «Ya no será, 
    ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo,
    no coseré tu ropa, no te tendré de noche.
    No te besaré al irme, nunca sabrás quién fui,
    por qué me amaron otros.

    No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
    ni si era de verdad lo que dijiste que era,
    ni quién fuiste, ni qué fui para ti.
    Ni cómo hubiera sido vivir juntos,
    querernos, esperarnos, estar.

    Ya no soy más que yo para siempre y tú
    ya no serás para mí más que tú. 
    Ya no estás en un día futuro,
    no sabré dónde vives, con quién
    ni si te acuerdas.

    No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
    No volveré a tocarte. No te veré morir».

    Idea Vilariño

    10 de julio de 2013

    «No tenían muchas cosas en común, sus maneras de caminar no coincidían y mucho menos la estatura (él para besarla tenía que agacharse o de lo contrario ella encontrar un murito para pararse y llegar al puerto de su boca), casi nunca pensaban igual, tenían ideas muy diferentes. 

    La vida les sonreía (esa era una de las pocas cosas que podían compartir) y, bueno, sus manos; sus manos parecían haber sido hechas como piezas exactas para encajar una con otra y así le devolvían la sonrisa a la vida, con los dedos entrelazados y mirando a la misma dirección, como quien espera más de lo que tiene».

    29 de abril de 2013

    Habemus treintayunum

    Una familia maravillosa.
    Los amigos del alma, de siempre.
    Los amigos nuevos.
    La gente linda que te hace más feliz la vida.
    Los compañeros de laburo que alegran la jornada.
    Los amigos músicos que improvisan una zapada.
    El llamado de alguien que hace tiempo no ves.
    Risas hasta la madrugada.
    Locos lindos bailando en el patio, desafiando a la lluvia (porque en mi cumpleaños si hay algo que nunca falta, es la lluvia. Tres gotas locas o la lluvia del siglo, pero llover, llueve).

    Eso tuvieron mis 31; eso que hizo que sea un cumpleaños feliz.

    18 de abril de 2013

    The Tall Man

    Hoy vengo con una peli de esas que, de tanto en tanto, me pinta recomendar. Como para amenizar la resaca de boludos con aires de cinéfilos intelectualoides que te tiran un «yo veo películas en serio» que deja siempre el Bafici. Dejame de joder, chabón; no te hace cool ver cine independiente o ser seguidor del cine polaco. No sos «fílmicamente» menos erudito por admitir que te torrás hasta el quinto sueño con el cine de culto, que no entendiste una goma qué mensaje te deja El ángel exterminador, de Buñuel, que todavía estás intentando entender qué chota pasaba en Eyes Wide Shut o que con las pelis «profundas» te aburrís como una ostra. Todos tenemos un costado pochoclero que no pone a tu coeficiente intelectual en riesgo. El que cree que la cultura, nivel intelectual o inteligencia se miden por qué cine vemos, es lisa y llanamente un pelotudo al que, con toda la compasión que me merece, le aconsejo que coja más seguido.
    El cine de terror es un clásico. Y es genial. Más todavía el que aparenta ser de terror, pero que al verlo te vas dando cuenta de que no lo es. Que está lejos de la porrista voluptuosa corriendo desnuda con sus tetas perfectas bamboléandose por alguna residencia universitaria con nombre de letra griega, intentando escapar inútilmente de un asesino serial, traumado, resentido y con fuerza sobrenatural, claro, con cuchillo en mano. Cuestión que a esas, me las vi a todas; sí, soy masoquista, pero también tengo la decencia de no recomendar ninguna.
    A lo largo de estos 30 años he visto mucho cine. Soy bastante ecléctica en cuestiones de género y así como me caben el cine independiente, las pelis profundas y bla bla bla, me gusta el terror. Oriental, español, norteamericano... y el cine francés. En estos últimos años el cine francés está renovando el terror que podríamos llamar «clásico». El terror de la tierra del Rey Sol tradicionalmente es gore (físico y psicológico) en estado puro. De esa clase de películas que por las mismas razones que algunos las aman, otros las odian. Haute tension, de Aja; À l'Intérieur, de Bustillo y Maury, y ahora The Tall Man. Aunque esta última se aleja de las otras francesas; al menos de las que he visto, que no son pocas. No hay violencia explícita.
    A The Tall Man la dirigió Pascal Laugier que, en lo personal, no me vuelve loca, pero sí me ha sorprendido con películas como Martyrs o Sanatorium, ambas una joya para los amantes del género. Pero en esta oportunidad el tipo fue más allá.
    The Tall Man no es terror, pero engaña. Te hace creer que lo es, pero no. El tráiler, el póster, el comienzo, hasta el título; todo engaña, todo muestra lo que no es. Una bocanada de aire frente al exceso de violencia explícita que venía mostrando el terror francés; oxigena. Y el final logra sorprender; es imprevisible. Lo cual es un punto a favor importante porque generalmente los finales en el género son previsibles, más aun para quienes tenemos varias películas de terror en nuestro haber. Pero The Tall Man marca la diferencia. No da respiro y tiene giros inesperados.
    Aplaudo, por otro lado, la combinación de géneros, una odisea en la que muchos directores se han embarcado con resultados, casi siempre, lamentables. Pero en este caso Laugier logra que salga algo bueno. Una película que tiene suspenso de principio a fin y en la que el drama tiene un peso aplomador. Actual, realista. Utopías muertas. Desencanto con el mundo. El deseo de un mundo mejor aplastado por la realidad, la frustración de los soñadores ante el peso de la realidad y sus consecuencias.

    Cuestión que les dejo esta recomendación -no aspira a ser una crítica, claro está- porque me gustó la película, pero sobre todo porque me sorprendió el giro que pegó Laugier comparado con lo que venía haciendo. Así que se las recomiendo, no sin antes dejar claro que es para quienes disfrutan de este tipo de cine. Así que si lo tuyo pasa por otro lado, anticipándome a tu puteada, te digo: «No la veas». Au revoir.

    1 de abril de 2013

    No es una elección

    Estábamos juntos; el resto del mundo se me olvidó.
    Walt Whitman

    Los años me enseñaron que pensar que podemos elegir de quién enamorarnos, es igual de utópico que desear la paz mundial. Enamorarse es un hecho humano, sí, pero que la naturaleza, el destino, los astros o quizás algún dios, ha decidido firmemente que sea ajeno a toda voluntad posible.
    Nunca está en nuestras manos. Sólo sucede, en nuestras narices, sin que podamos hacer nada, transformándose así en un hecho que nada tiene de elección ni de decisión. Lo único que podemos hacer es resignarnos a que en materia de amor, no nos está permitido elegir y, simplemente, dejarlo ser.

    31 de marzo de 2013

    Me gusta

    «Me gustan tus ojos, tu intensidad. 
    Me gusta que vengas por un trago más. 
    Me gusta tocarte sin intención, ja. 
    Me gusta tu historia de resurrección. 
    Me gusta la curva de tu nariz. 
    Me gusta escucharte, ser tu aprendiz. 
    Cómo no haberte visto mientras bailás. 
    La música es aire cuando te vas. 
    Me gusta tu sed, si tu barman soy, 
    se va la tristeza en tu vaso en flor. 
    Traigo mi guitarra de atardeceres, 
    bebidas, canciones, viejos placeres. 
    Si pudiera herir tu cuerpo de amor, 
    lo estoy meditando, no habría nada mejor. 
    Yo no quiero dejarte ir por ahí, 
    sin que en algún instante pienses en mí. 
    Y no es por egoísmo, es justa razón, 
    yo no tengo un instante hueco de vos. 
    Vos para mí... 
    yo para vos... 
    puedo sentir... 
    una energía tan intensa entre los dos».

    25 de marzo de 2013

    De esos días

    Hoy es uno de esos días que no se extrañan.
    Es uno de esos días que no gustan.
    Uno de esos días que no se quieren tener.
    De esos días en los que lo demás no es suficiente.
    Días en los que no querés salir de la cama.
    En los que el sol de una mañana de otoño no alcanza.
    Para borrar del calendario.


    Hoy es uno de esos días en los que me invade una enorme tristeza.

    14 de marzo de 2013

    Habemus papam

    Las repercusiones en las redes sociales del nombramiento de Bergoglio como papa, no han hecho más que sacar a relucir la lamentable miseria intelectual de los argentinos. Y no me refiero a su supuesto accionar en la dictadura, ya que de por sí el de la Iglesia Católica toda, en cuanto institución, está cuestionado en tal sentido; prefiero dejar que se ocupe la Justicia de ese asunto, como lo viene haciendo a lo largo de los últimos años. Yo apunto a otra cosa; más palpable, más reciente, más básica. 
    Me deleita, a punto tal de querer saborearme con furia la punta de mis dedos, la palmaria incoherencia -siempre infinitamente superadora de mi capacidad de asombro- de algunos habitantes de los zoológicos que son Facebook y Twitter -a fin de cuentas, no más que reflejos de la jungla que es nuestro mundo-.
    La incoherencia de aquellas féminas que hoy alzan sus manos al cielo agradeciéndole al dios de sus amores y temores que el papa sea Bergoglio. El mismo Bergoglio que supo decir sin ningún pudor que las mujeres somos «naturalmente ineptas para ejercer cargos políticos», que «el orden natural y los hechos nos enseñan que el hombre es el ser político por excelencia»; que «las escrituras nos demuestran que la mujer siempre es el apoyo del hombre pensador y hacedor, pero nada más que eso», en una muestra clara y repugnante, ya no de una mente conservadora o de ultraderecha, sino del pensamiento más retrógrado y obsoleto que podemos encontrar en este siglo.
    La incoherencia de aquellos que en su momento festejaron eufóricos la ley de matrimonio igualitario en nuestro país, en una jugada de progres y tolerantes y que hoy, en la misma línea de festejo desenfrenado, celebran la elección de Bergoglio como papa. El mismo Bergoglio que no sólo se opuso a la sanción de dicha ley, lo cual es previsible -y hasta comprensible, si se quiere- viniendo de un integrante del ala más conservadora de la Iglesia Católica, pero que además osó decirnos que el entonces proyecto de ley era «la pretensión destructiva al plan de Dios» y que los homosexuales son parte de una guerra a Dios, una «movida del maligno». 
    Azorada me dejó ver a mujeres y a homosexuales festejar este nombramiento. ¡No entiendo! Yo creo que en la religión, en la política -que van de la mano, casi amalgamadas- seguimos a quien sentimos que nos representa, a quien refleja nuestras ideas, nuestras creencias. Yo elijo identificarme con aquel con quien comparto una ideología o, al menos, una serie de bases y principios que, a manera de cimientos, nos permiten compartir un mínimo. 
    Entonces, ¿de verdad, católicos, apostólicos y romanos, se sienten representados en sus más íntimas y leales convicciones, en su fe, por este hombre? Mujeres, ¿de verdad las enorgullece que las represente alguien que las considera ineptas, naturalmente inferiores que el varón? Gays, ¿de verdad los enorgullece que los represente quien los considera parte de un plan macabro del maligno? Parafraseando a Marx, a las minitas y a los putos les falta conciencia de clase.
    Y es que no entiendo más nada... Días como hoy son aquellos en los que en un rapto de inevitable dramatismo, me pregunto adónde va a ir a parar el mundo. Humanos; qué miserables somos.

    2 de marzo de 2013

    Cuaderno de amor

    «El amor siempre traiciona. Yo asocio el amor con el sufrimiento. El amor no es la exaltación y la euforia, sino la miseria y la degradación. El amor es conturbador y se pasa la vida afilando los cuchillos. En el amor gana siempre quien huye.
    Hoy la gente cree demasiado en el amor. Se trata de una creencia esotérica, salvadora, que a mí me parece equivocada. El amor no salva de nada. Las respuestas a la salvación están dentro de nosotros, como lo está la actitud que toma el amor.
    De la misma forma que no hay viajes maravillosos, sino viajeros maravillosos, tampoco hay amores buenos, sino amantes buenos. Algunas personas están dotadas para el amor y otras en cambio no lo están ni lo estarán nunca. Probablemente yo sea una de ellas. Cuando el amor llega, asumo que me hará sufrir (...).
    El ser que amamos es tan sólo una posibilidad: un espacio en blanco donde nosotros, al menor pretexto, vamos pintando como queremos su silueta interior y exterior. Cuando comenzamos a mirar ya objetivamente a aquel ser, inspeccionamos sus facciones auténticas y no las inventadas, es que empezamos a dejar de amarlo...
    Pero el amor no se repite nunca. Un amor no se asemeja a otro. Cada uno inaugura un mundo de fulgor y de júbilo. Si todos los amores fuesen una reiteración, la vida sería un desastre continuado, una previsible condena, una burla fatídica y grotesca... Eso es quizá lo que acaban por ser todos los amores».

    Cuaderno de amor, Antonio Gala

    25 de febrero de 2013

    Un viejo blues

    Tuve la suerte de verlo más de una vez. La primera vez fue en La Falda, año 2002, yo contaba con unos 19 años y si bien siempre fui «rockera», verlo a él en vivo me erizo los pelitos del brazo. Era una leyenda, ¡el peso pesado del rock nacional! Después pude escucharlo nuevamente en La Voz Rock, en el Chateau, recitales ambos en los que, además, pude deleitarme con el inolvidable Luis Alberto Spinetta. La última vez que lo vi fue en Cosquín Rock 2005. Como siempre, mi querido Cosquín, regalándome momentos inolvidables.

    Recuerdo saltar al ritmo de «que nadie se atreva, a tocar a mi vieja...» y gritar, posiblemente en un intento frustrado de cantar, con «hay psicosis masiva, es menester que sea rock...», «...sube a mi voiture, olvida los Mercedes Benz...»para terminar con un emocionante «...pero aquí estoy, tan solo en la vida, que mejor me voy...».

    Los abuelos, Los Gatos, Pappo’s Blues, Riff, Aeroblues... cuántas canciones, cuántos sentimientos, cuántas historias en esas cuerdas. Cuando yo empecé a escuchar discos, él ya era un señor del rock con todas las letras. Y aunque hoy hace ya ocho años que no está, lo sigue siendo. Así que desde este rincón del mundo, puedo decir que aunque se lo extrañe, el Carpo siempre está. Esa es la magia de los que hacen historia. Porque no hay viaje alguno por las rutas argentinas en el que la voz y la magia de la viola de esta leyenda de nuestra música, no me acompañen con alguna canción.

    13 de febrero de 2013

    Cosquín Rock 2013


    ¡Gracias por tanta música, por tanto amor, por tanta alegría, por estas tres noches de felicidad plena, Cosquín Rock querido! 

    Tengo los dedos superateridos de tanto esperar... a ese auto que me lleve por las rutas argentinas, rutas argentinas, rutas argentinas, ¡hasta el fin! 

    Hay psicosis masiva, es menester que sea rock. Si estás a la deriva, la única salida es el rock. Si no tenés salida, es menester que sea rock. Si estás en la avenida, la única salida es el rock. ¡Que sea rock! 

    Acariciando el suelo, todo se acaba de derrumbar. Ya no te puedo ver, decime dónde estás, ya no te puedo ver, decime adónde vas. Mirando al mundo alrededor, diciendo todo es diversión. ¡Shine! ¡shine! ¡shine! ¡shine! 

    22 de enero de 2013

    Nadie sale vivo de aquí

    Hay un refrán que dice que de los impuestos, los cuernos y la muerte nadie se salva, ¿no? Algo así es; no lo recuerdo bien. Nunca fui buena para recordar frases.
    Pero hay más cosas de las que nadie se salva. Porque no importa cuánto tiempo dediquemos a aprender, lo buenas que sean nuestras intenciones, lo mucho que nos esforcemos; todos, en algún momento nos equivocamos. Vamos a lastimar. Van a lastimarnos. Vamos a dejar heridas que duelen. Van a dejarnos heridas que duelen. Y una herida siempre deja cicatriz.
    Las heridas se despiertan con nosotros, viven con nosotros. Porque una herida nos cambia la vida. Y si queremos recuperarnos, si queremos seguir adelante, si queremos sobrevivir a las heridas, desatar los nudos que nos lastiman el corazón, lo único que podemos hacer es decir «te perdono».

    5 de enero de 2013

    Como agua para chocolate

    «Mi abuela tenía una teoría muy interesante; decía que todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encenderlos solos. Necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela. En este caso el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que amamos; la vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una tibieza placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla.

    Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre al alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca».

    Como agua para chocolate, Laura Esquivel

    31 de diciembre de 2012

    Enero

    Por suerte todos los años podés empezar de nuevo. No importa qué tan bien hiciste las cosas o qué tan mal; cada año, es una nueva oportunidad -o 365 oportunidades, según cómo se vea- para volver a empezar. Oportunidad para hacer aquello que postergamos, para abrazar a esa persona que extrañamos, para terminar o empezar lo que dejamos pendiente, para crecer, enamorarnos, desenamorarnos, enloquecer y recuperar la cordura infinidad de veces. Sólo hay que esperar a enero y todo vuelve a empezar, una y otra vez. Una oportunidad de continuar por la misma ruta si sentimos que vamos por el camino correcto; si no, es la oportunidad para dejar el pasado atrás y a empezar otra vez. Comenzar de nuevo siempre es tentador.

    Quien decide cuándo termina y cuándo comienza, es uno. No es una fecha, ya lo sabemos... quizás es un momento pequeño, una conversación, una estrella que vemos caer, un segundo en el que sabemos que ése es el momento de terminar con algo. Pero sabemos también que dejar el pasado atrás no es tan fácil. A veces cuesta decidir cuándo es el momento y seguimos aferrándonos al pasado. Para esos, entonces, enero es la excusa. Empezar otra vez. Es la oportunidad de decidir cómo queremos mirar el mundo, cómo queremos mirarnos en el espejo; qué queremos ver. Pero por sobre todas las cosas, es un momento que nos recuerda que siempre, siempre, podemos volver a empezar. 

    Siempre habrá recuerdos que vale la pena conservar. Aferrarnos a ellos es inevitable y forman parte de nosotros. Pero lo importante es entender que los recuerdos deben dibujarnos sonrisas. Hasta aquellos que duelen. Alguien que ya no está, alguien que nos mira desde arriba... siempre, aunque la pérdida duela, lo importante es que lo que más pesa es lo que nos hace sonreír; el amor, el recordar con con alegría los momentos vividos, las horas compartidas. Y así con todo lo que vivimos; conservemos lo que nos hizo felices. Todo lo demás, dejémoslo ir, arranquémoslo junto con las hojas de este calendario que ya se va. Tenemos una hoja en blanco. Comencemos a dibujar nuevas historias.

    Por mi parte, comienzo este 2013 con muchos cambios, metas alcanzadas y sueños nuevos. Y lo celebro con un nuevo «dibujito» en el cuerpo que va a recordarme cada día  que todo el tiempo que me quede por vivir, voy a volar, aunque a veces me pierda. Porque tenemos alas. A veces desplumadas, otras tantas cansadas, pero alas al fin, que pueden llevarnos a cualquier lugar.

    Éxitos para este nuevo año; brindo para que cada uno de ustedes encuentre su lugar en el mundo. 

    13 de diciembre de 2012

    «Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas vemos entre un paso y otro. Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre. Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada. Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad».

    Jorge Luis Borges

    23 de noviembre de 2012

    22/11 - Día de la Música

    Soy adicta a la música. La música llena de sentido cada instante de mi existencia, cada beso, cada alegría, cada emoción. No hay momento de mi vida -bueno o malo- a lo largo de estos 30 años que no haya sido acompañado por una canción. Siempre la música potenció los buenos momentos y alivió los malos.

    Zappa alguna vez dijo que «sin música para decorarlo, el tiempo es sólo un puñado de aburridos plazos límite de producción o fechas en las cuales deben pagarse las cuentas» y tenía razón. Cuántas veces nos pasa que estamos en un día cuyo momento más «aventurero» es salir de casa a determinada hora para cumplir con una rutina que cada día nos da los buenos días y nos da las buenas noches; salir, trabajar, estudiar, volver, cenar, dormir. Sin sentido, quizás, o simplemente vivir, también; pero ahí está esa canción que empieza a sonar y que nos lleva a otro lugar, que hace que el mundo que pisamos deje de existir y ni siquiera importe porque el corazón está galopando al son de una canción. Canción que nos hace sonreír, que nos traslada un rato a otro lugar.

    Cuando hay música, todo tiene sentido. Tirarte sobre el pasto, de cara al sol, sonando en tus oídos una buena canción, es de esos momentos que no tienen precio. Va más allá de las estructuras, de lo que «sirve», de lo que ingresa en el concepto de «utilidad». La música trasciende cualquier contexto, cualquier situación, cualquier relación. Va más allá. Porque vos y yo podemos tener mil diferencias, ser distintos, hablar idiomas que nada tienen en común, pero suena una canción y sabés que no somos tan distintos porque vibramos desde las entrañas ante una melodía que nos rasguña el alma y nos pone al salto el corazón. Porque la música traspasa fronteras, rompe barreras, se ríe a carcajadas de todo este sistema. Porque no necesita nada de eso, porque es un lenguaje que no se aprende, sino que se aprehende, la música se respira. Te llena los rincones del cuerpo de sentido.

    La música es por definición libertad, es el pasaje a ese lugar al que deseamos ir, con quien sea, cuando sea. Es aquello que por un momento nos permite romper con la lógica del mundo y riéndonos de la física y de la química irnos al lugar que se nos ocurra. Al escenario más recóndito, a los brazos más lejanos, a las sonrisas más añoradas, a los amores más perdidos. Una canción es amor. Amor que vuelve todo lo que sentimos a su estado más puro, más vulnerable, pero a la vez más fuerte. La música nos contacta con otro mundo, con el mundo de lo que acá ya no existe, pero que dentro nuestro se revela fuerte, imprescriptible. Cuántas veces la música es la ruta a esos caminos de nuestra vida que nunca más vamos a pisar; cuántas veces una canción nos acerca a quién ya no está, permitiéndonos por un momento volver a ver su sonrisa, volver a ver una mirada, volver a escuchar un «te amo», un «te necesito», un «nunca te voy a olvidar».

    Porque la música es reflejo de lo que vemos, pero también eco de lo que ya no podemos ver, de ese mundo que el paso de los años volvió invisible y que toma forma a través de un par de acordes. Porque la música es magia. Nos revela nuestro pasado, nos cuenta quiénes somos. Nos envuelve en una montaña rusa de recuerdos y emociones en cuestión de segundos, nos ata y desata los cordones de esas zapatillas que nos anclan al piso; nos despeina. Porque la música no se toca, no se canta, no se tararea, no se silba; la música se respira. Respirás cada acorde como si de una bocanada de aire fresco se tratara y sentís que se te llenan los pulmones de aire, aun cuando estés en medio del humo, del calor y de la gente en ese recital de tu banda favorita. Contradicciones a las que sólo la música es capaz de darle forma y lo que es aun mejor, de darle una forma maravillosa.

    «Sin música la vida sería un error», dijo Nietzsche. Y sí, definitivamente, tenía razón. Porque cuando se acaban las palabras, siempre hay tiempo de que suene una canción.

    15 de noviembre de 2012

    Mi semana en ideas (?)

    Estos últimos días han sido atareada y asquerosamente geniales. Estoy rindiendo finales, uno detrás de otro sarmientosamente y entre el metejón que me agarré con los patines, la perra que está en celo y a la primera de cambio se me escapa y se garcha a medio vecindario canino y el laburo me están consumiendo. Cuestión que me pintó escribir un rato para canalizar un poco este locurón porque si no ando hiperquinética. Así que acá van mis últimos pensamientos sobre cosas que me pasan en la vida que posiblemente les chupen un huevo. Y quejas, obvio. ¿Qué sería de mí sin la queja?

    In your face, Andy Warhol. Lo «artística» que me he puesto al cierre de este 2012 no se puede creer. De locos (?). Tiemblan las paredes de mi covacha -y los acrílicos de mi hermana-. Estoy como loca. Una locura wharholizada; estoy a full con pinturas, vinilos, maderas y toda boludez que se les ocurra haciendo de mi covacha un antro que es fiel reflejo de lo que soy: un quilombo.




    «Pincha gomas». Hace unas noches miraba el noticiero y pasaron una nota sobre los «pincha gomas»; cuestión que le preguntaron a uno de los que circulaban qué pensaba al respecto y el tipo dice «...y, ahora tenés que manejar muy atento; ya no podés ir medio dormida, mirando para otro lado o distraído...»¿¡Hola!? Agradezcamos a los pincha gomas que este imbécil ahora maneja despierto y mirando. ¡Cuánto pelotudo al volante, viejo!

    Fumate mis cactus, pelotuda. Uno nace, crece, se enamora, se divorcia, envejece, muere y ellos siguen ahí, al pie del cañón. Si hablamos del mejor amigo del hombre, es claro que después del perro, sigue el cactus.
    Tengo pensando subir muchas fotos de mis cactus a Facebook. Porque una se tiene que fumar mil fotos de primerizas y sus hijos saludando, saltando, corriendo (sí, corazón, porque para vos ese bebé es único, pero para mí es igual a millones de bebés, ¿qué te hace pensar que quiero ver 50 fotos diarias de tu pibe?).
    Así que... fumate mis cactus, pelotuda.

    La fuerza de Yisus, Eimen. A esto no puedo dejar de compartirlo porque me supera. Es fuerte. Me encontré con esta imagen que me dejó anonadada. Además, yo creo que si Deus a éste realmente lo quisiera, más que convertirlo en «ex gay» (WTF?), le hubiese cambiado la caripela. «Carucha» Müller, un poroto. Y qué decir de la blonda cabellera... un cachivache con todas las letras. Lo estafaron al pobre infeliz. ¡Devolvele la plata, Pastor Marivaldo Fonseca!


    Algebra aplicada. Compré una heladera de acero inoxidable divina; el que me guste tanto me recuerda que muy en el fondo de mí existe un ama de casa. Cuestión que leyendo el manual de instrucciones de la heladera me encontré con esta indicación. Por si no lo entienden, porque no es pa' cualquiera la ecuación, explico; sé que se han preguntado sobre la milenaria y misteriosa tarea de hacer hielo. Cuestión que hoy podrán gritar eureka porque el manual de instrucciones ha tenido la gentileza de iluminar al respecto. Para hacer hielo, pongan agua en la cubetera y esperen a que se congele. Luego, sigue «Descongelamiento», donde aclara que el procedimiento es «muy simple», cosa que no hace en la parte de «cómo hacer hielo». O sea, ahí no te dicen «es muy simple» porque hacer hielo es jodidísimo, ¿me entendés?



    Cuando el tomate se va, queda un espacio vacío. No puedo creer leer a tanta horda de pelotudos quejándose de lo caro que está el tomate. Si que el tomate esté caro hace que se quejen tan efusivamente, no me quiero imaginar la reacción si el aumento es de un producto de primera necesidad... se encadenan en plena vía pública y al grito de banzai se prenden fuego. Si está caro el tomate, ¡no comprés tomate, querido! No comprés y vas a ver cómo en unos días baja el precio. ¿Conocés a alguien que se haya muerto por no comer tomate? Dejate de joder, pelotudo.



    Barreda, pasión de multitudes. El odontólogo aclamado por haberse cargado a la suegra (entre otras) me quita el sueño desde que supe que lanzaron su biografía no autorizada. ¿Y a que no saben cómo se llama el libro? Sí, «Conchita». Y no es joda, eh... qué genial. Estoy preorgásmica. Lo quiero ya. En segunda instancia, y no por ello menos importante, que a Barreda le dijeran «Conchita» y que tenga una «cotorra» australiana de mascota, es fuerte. Dale alegría a mi corazón, Barreda querido.

    20 de julio de 2012

    Hasta luego

    Muchas veces sentí que estábamos cerca, pero lejos. Las circunstancias, los dolores, los amores. La vida. Pero cuando hoy te miré por última vez, recordé la confianza que siempre me tuviste. Cómo hablabas con orgullo de mí siempre, aunque más de una vez no lo merecí. Cómo de un tiempo a esta parte buscabas estar cerca, presente. Quizás los años nos vuelven así.
    Siempre me costó no juzgarte... pero hoy, quizás ya más grande, sé que la vida no es fácil. Que uno se equivoca y hace lo que puede, a veces bien y a veces mal. Y sé cuánto me querías. Y sé que yo también te quise. Sabés que me cuesta demostrar lo que siento, pero también sabés que te quise. Y hoy me duele que te vayas. No sé si mucho, poco, simplemente me duele... me hubiera gustado tenerte un poquito más. Que me veas recibirme, formar mi familia... me hubiera gustado que estuvieras ahí.
    Pero de la noche a la mañana te fuiste; de repente, sin avisar. No me diste tiempo ni a darte un beso ni a decirte hasta luego. Aunque no sé si me hubiera gustado despedirme... no soy buena para las despedidas.
    Algún día nos vamos a encontrar de nuevo, lelo... nos vamos a comer una paella juntos, como siempre, con un flan casero con crema y dulce de leche. Hasta entonces, viejo. Te voy a extrañar.

    17 de julio de 2012

    Escapadita (por La Calle de Los suspiros)

    ¿Adónde van las palabras que no se quedaron? 
    ¿Adónde van las miradas que un día partieron? 
    ¿Acaso flotan eternas, como prisioneras de un ventarrón? 
    ¿O se acurrucan, entre las rendijas, buscando calor? 
    ¿Acaso ruedan sobre los cristales, 
    cual gotas de lluvia que quieren pasar? 
    ¿Acaso nunca vuelven a ser algo? 
    ¿Acaso se van? 
    ¿Y a dónde van?

    ¿Dónde pongo lo hallado? 
    ¿En las calles, los libros, las noches, 
    los rostros en que te he buscado? 
    ¿Dónde pongo lo hallado? 
    ¿Qué le digo a la luna 
    que creí compañera de noches y noches 
    sin ser verdadera? 



    Hoy de mí hacia ti, hoy de ti hacia mí, 
    quiero hacerte un regalo viejo. 
    Desempolvemos las pasiones lejanas, 
    algo de aquellos sueños sin ventanas. 
    Vivamos de corrido, sin hacer poesía, 
    aprendamos palabras de la vida. 
    Si me dijeran pide un deseo, 
    preferiría un rabo de nube, 
    un torbellino en el suelo 
    y una gran ira que sube. 
    Un barredor de tristezas.


    Yo no describo la risa del amor, 
    pues si acaso dijera que su risa 
    amanece en la buena penumbra 
    de una calle desierta, 
    que hay un sol sumergido
     en sus labios terribles, 
    mis ojos fueran manos en la oscuridad, 
    y no: son ojos, pese a todo son ojos mis ojos. 
    Mi amor existe y nunca se peina ni ríe ni mira. 
    Es amor solamente. Sólo amor.


    Fragmentos de canciones de Silvio Rodríguez.